Durante los primeros años de la iglesia cristiana, los creeyentes en Cristo tenían una fe desprendida de toda ambición material lo cual les permitía concentrarse más en el aspectos espiritual de sus vidas. Por esta actitud desprendida; Dios los bendecía.
Dios siempre bendice a quienes buscan primeramente su presencia y reinado que a los que priorizan sus necesidades cotidianas. Este principio fue comprendido y practicado por estos primeros cristianos.
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